miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿QUE HACER CON ESTA INFORMACIÓN?

Llega el momento de trabajar. Una vez que toda la información se ha trabajado y se ha conectado con los autores estudiados hasta el momento hay que sacarla partido. Mediante comentarios a esta entrada se debe señalar de forma esquemática con qué autor y en qué cuestión se va a usar los datos trabajados. 


Como todo esquema, sólo será útil si en la menta del autor de la entrada va la conexión de esa información. Luego, cuando se elaboren las diferentes partes del examen se debe tener claro como hacer uso de esa referencia. 


A modo de ejemplo podría ser:


DESCARTES, TEMA DEL CONOCIMIENTO, NECESIDAD DE UN NUEVO MÉTODO, COPÉRNICO, RENOVACIÓN ASTRONÓMICA.

Como se ha indicado arriba, este esquema debe suponer un párrafo que podría ser:


Descartes, primer pensador moderno, parte de la necesidad de hacer una renovación en la Filosofía y por extensión en lo que debe entenderse por ciencia. Esta necesidad viene condicionado por los cambios que se estaban produciendo a principio del XVII, motivados por la sacudida de la nueva astronomía copernicana. Su eficacia explicativa y simplificadora de la cosmología ptolemaica, hacia posible un cuestionamiento de la imagen heredada de Aristóteles, lo que invitaba a pensar que su sistema en conjunto debía ser sustituido por uno que fuese acorde con esos descubrimientos.

SISTEMA PTOLEMAICO vs COPERNICANO


AQUÍ APARECEN DESCRITOS LOS DOS SISTEMAS QUE COMPITEN EN EFICACIA POR DAR CUENTA DE LOS FENÓMENOS CELESTES.

SISTEMA PTOLEMAICO

En el sistema Ptolemaico, cada planeta es movido por dos o más esferas: una esfera es su deferente que se centra en la Tierra, y la otra esfera es el epiciclo que se encaja en el deferente. El planeta se encaja en la esfera del epiciclo. El deferente rota alrededor de la tierra mientras que el epiciclo rota dentro del deferente, haciendo que el planeta se acerque y se aleje de la tierra en diversos puntos en su órbita, inclusive haciendo que disminuya su velocidad, se detenga, y se mueva en el sentido contrario (en movimiento retrógrado). Los epiciclos de Venus y de Mercurio están centrados siempre en una línea entre la Tierra y el Sol (Mercurio más cercano a la Tierra), lo que explica por qué siempre se encuentran cerca de él en el cielo. El orden de las esferas Ptolemaicas a partir de la Tierra es: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter, Saturno, Estrellas fijas.

El modelo del deferente-y-epiciclo había sido utilizado por los astrónomos griegos por siglos, como lo había sido la idea del excéntrico (un deferente levemente desviado del centro de la Tierra). En la ilustración, el centro del deferente no es la Tierra sino la X, haciéndolo excéntrico.

Desafortunadamente, el sistema que estaba vigente en la época de Ptolomeo no concordaba con las mediciones, aun cuando había sido una mejora considerable respecto al sistema de Aristóteles. Algunas veces el tamaño del giro retrógrado de un planeta (más notablemente el de Marte) era más pequeño y a veces más grande. Esto lo impulsó a generar la idea de un ecuante.

El ecuante era un punto cerca del centro de la órbita del planeta en el cual, si uno se paraba allí y miraba, el centro del epiciclo del planeta parecería que se moviera a la misma velocidad. Por lo tanto, el planeta realmente se movía a diferentes velocidades cuando el epiciclo estaba en diferentes posiciones de su deferente. Usando un ecuante, Ptolomeo afirmaba mantener un movimiento uniforme y circular, pero a muchas personas no les gustaba porque pensaban que no concordaba con el dictado de Platón de un "movimiento circular uniforme". El sistema resultante, el cual eventualmente logró amplia aceptación en occidente, fue visto como muy complicado a los ojos de la modernidad; requería que cada planeta tuviera un epiciclo girando alrededor de un deferente, desplazado por un ecuante diferente para cada planeta. Pero el sistema predijo varios movimientos celestes, incluyendo el inicio y fin de los movimientos retrógrados, medianamente bien para la época en que se desarrolló.


EL SISTEMA COPERNICANO

En 1543 la teoría geocéntrica enfrentó su primer cuestionamiento serio con la publicación de De Revolutionibus Orbium Coelestium de Copérnico, que aseguraba que la Tierra y los demás planetas, contrariamente a la doctrina oficial del momento, rotaban alrededor del Sol. Sin embargo, el sistema geocéntrico se mantuvo varios años, ya que el sistema copernicano no ofrecía mejores predicciones de las efemérides cósmicas que el anterior, y además suponía un problema para la filosofía natural, así como para la educación religiosa.

Con la invención del telescopio en 1609 y las primeras observaciones realizadas con él por Galileo Galilei. Como el hecho de que Júpiter tuviese lunas cuestionaba el geocentricismo de manera colateral, pero no suponían ninguna amenaza seria para la teoría en su conjunto. Sin embargo, en diciembre de 1610, Galileo usó su telescopio para mostrar que Venus tiene fases, igual que la Luna. Estas observaciones eran incompatibles con el sistema tolemaico. Tolomeo colocaba a Venus dentro de la esfera del Sol (entre el Sol y Mercurio) de un modo arbitrario; del mismo modo podría haber intercambiado Venus y Mercurio y ponerlos al otro lado del Sol, o hecho cualquier otro arreglo con estos planetas, siempre que estuvieran cerca de una línea que fuese desde la Tierra a través del Sol.

Los astrónomos de este período vieron el resultado de este hecho insalvable para la cosmología tolemaica, si el resultado se hubiera aceptado como cierto. Como resultado, a finales del siglo XVII la competición entre las dos cosmologías se centraba en las variaciones de Tycho Brahe (en las que la Tierra era todavía el centro del Universo, y alrededor suyo giraba el Sol, pero todos los demás planetas giraban alrededor del Sol), o variaciones del sistema copernicano.

En este vídeo se puede ver de forma más clara los dos sistemas descritos.



CALENDARIO GREGORIANO

Es importante tener en cuenta elementos, aparentemente no científicos, que se hallan presentes en la incomodidad que acaba determinando el paso de un paradigma a otro. este es el caso del problema del calendario que a continuación se expone.

El calendario gregoriano es el usado en la actualidad internacionalmente, y el propio del mundo occidental. Constantino, además de establecer el descanso semanal, decretó varias fechas fijas para celebrar fiestas, como Navidad. Pero se planteó un problema para determinar la fecha de la Pascua de Resurrección, y es que había sido durante la pascua judía, y esta, al depender de un calendario de base lunar, era una fiesta móvil en el calendario solar. La cuestión de la determinación de la Pascua de Resurrección se trató de resolver en el primer concilio de Nicea (325), el primer gran concilio de la cristiandad, y el de la creación de una Iglesia universal (católica) que estuviese ligada al Estado. Entre todos los dogmas y doctrinas que salieron del concilio, a nosotros nos interesa la solución que dieron para fijar la fecha de la Pascua de Resurrección: el primer domingo posterior a la primera luna llena después del equinoccio de primavera, excepto si coincidía con la pascua judía. Ante la imposibilidad, para la época, de precisar cuándo se produciría el siguiente equinoccio vernal se decretó que fuese, invariablemente, el 21 de marzo. Esta solución planteará un problema muy grave para los cristianos, cuando se haga evidente que el calendario juliano pierde un día cada 128 años, y por lo tanto cada año se hacía más notorio que la fecha de la Pascua de Resurrección se atrasaba con respecto al equinoccio. Además, hubo dos fórmulas para calcular la fecha de la Pascua; la de los astrónomos de Alejandría, que tomaba como referencia el 21 de marzo y la de la Iglesia de Roma que tomaba como referencia el 25 de marzo. Con el tiempo se celebraría la Pascua en fechas diferentes. Se hacía necesaria una reforma. 

El nuevo calendario surgirá de la reforma que el papa Gregorio XIII (1502-1585) ordenó hacer para compensar las desviaciones del calendario juliano y hacer coincidir el año civil con el año trópico. La tarea recayó en una comisión, que dirigida por Cristóbal Clavio que basándose en los cálculos Luigi Lilio (el auténtico artífice de la reforma), presentó el nuevo calendario al papa. Los cálculos supusieron un día medio de 24 horas y un año medio de 365 días, 5 horas, 49 minutos y 20 segundos (26 segundos más que el año real). Para ello se alternarían años de 365 días, años de 366 días. El calendario gregoriano intercala un año bisiesto cada cuatro años, pero no cuenta como bisiestos los años seculares (los que terminan en doble cero: 1800, 1900, 2000), excepto cuando las dos primeras cifras son múltiplo de 4, como el 2000. Esta excepción se produce porque con los cálculos de Luigi Lilio se produce un error de un día 134 años, o lo que es lo mismo 3 días cada 402 años. Había, pues, que suprimir tres días cada 402 años. Como esta cifra está relativamente cerca de 400 se acordó que no fuesen bisiestos los años terminados en doble cero (100, 200 y 300) pero sí el 400 y sus múltiplos. De esta manera se produce un error de sólo un día cada 3323 años. No obstante, si se suprimiese un año bisiesto cada 128 años, el error acumulado sería menor a un día cada 100.000 años. El calendario se adoptó en 1582 y como en los 1.257 años de vigencia del calendario juliano se habían acumulado 10 días de retraso, se estableció que el día siguiente al 4 de octubre de 1582 fuese el 15 de octubre de 1582. El año comienza el 1 de enero.  El calendario gregoriano consta de doce meses: enero (31 días), febrero (28 ó 29), marzo (31), abril (30), mayo (31), junio (30), julio (31), agosto (31), septiembre (30), octubre (31), noviembre (30) y diciembre (31); y de una semana de siete días: lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo; que es independiente del mes. Para el cómputo eclesiástico el primer día de la semana es el domingo. Los días del mes se numeran correlativamente. 



martes, 16 de diciembre de 2014

EL NOMINALISMO Y LA CIENCIA DEL SIGLO XIV

EL SISTEMA PTOLEMAICO EMPIEZA A CUESTIONARSE YA EN LA EDAD MEDIA DESDE EL PENSAMIENTO NOMINALISTA


EL PENSAMIENTO NOMINALISTA.

La posición nominalista consistió en afirmar que un universal  - como una especie o un género - no es ninguna entidad real ni está tampoco en las entidades reales. Los universales son simplemente nomina (nombres), voces (vocablos) o termini (términos). El nominalismo sostiene que sólo tienen existencia real los individuos o las entidades particulares.

DURAND DE SAN POURÇAN (+ 1334)

Concibió lo universal como una abstracción de la mente, como una forma indeterminada o que designa lo indeterminado del individuo. Sólo existe en el pensamiento y de manera confusa. El conocimiento del particular es el primero y origen de los demás.

PEDRO AUREOLO (+ 1322)

No puede haber forma aparte de la materia, ya que la esencia de la forma es precisamente la de informar la materia. Sólo la experiencia puede proporcionar un saber; toda intervención de formas especiales que permitan un acceso a lo inteligible es un ejemplo de aquella multiplicación innecesaria de entes.

GUILLERMO DE OCCAM (1298 - 1349)

Supone la separación de filosofía y teología, con lo que acaba con la escolástica. También supone un cambio en la concepción del universo por la crítica a Aristóteles. El conocimiento se produce de forma directa (a través de los sentidos) y siempre de las realidades individuales. Hay un conocimiento abstracto que presupone conceptos que se forman espontáneamente en el intelecto. Los conceptos son signos lingüísticos proferidos, escritos o concebidos. Postuló el principio de economía intelectual (navaja de Occam); no hay que suponer más entes de los necesarios para explicar los hechos Rechazó los principales conceptos de la metafísica y física aristotélica. Habló de una naturaleza única y de que ésta no es huella de Dios sino que está para experimentar con ella.

LA CIENCIA DEL SIGLO XIV.

Se trataba de explicar dos tipos de movimiento: proyectiles y caída de graves. La explicación aristotélica del movimiento en términos de movimiento violento y natural no era satisfactoria. Aparece la teoría del ímpetus. Se la ha considerado como un antecedente de la noción galileana de inercia. Apareció como un intento de explicar sobre todo el movimiento de los proyectiles.

JUAN BURIDAN (ca.1300 - ca.1358)

Ejerció dentro del pensamiento occamista y especialmente en el ámbito lógico. El ímpetus se determinaba en función de dos cantidades: velocidad inicial y cantidad de materia. Se aplicó también a la caída de graves con lo que unificó los dos tipos de movimiento.

ALBERTO DE SAJONIA (ca.1316 - 1390)

Desarrolló la teoría del ímpetus y en particular la llamada doctrina de los pesos, lo cual le llevó a una investigación del problema de la gravedad. Se ocupó asimismo del problema de la relación entre espacio recorrido, tiempo y velocidad, estableciendo que esta última es proporcional al espacio recorrido.

NICOLAS DE ORESME (+ 1362)

Es considerado como un precursor del hombre universal renacentista a causa de la amplitud de sus intereses intelectuales. Se ocupó de filosofía, física, matemáticas, astronomía, astrología y economía. Insistió en la descripción matemática de procesos físicos. Desarrolló un método gráfico que consistía en el uso de figuras bidimensionales para representar los movimientos de los cuerpos. Utilizó una línea para el tiempo y otra para las velocidades. Postuló la rotación de la Tierra para simplificar el movimiento ptolemaico.

CIENCIA HELENÍSTICA (ESCUELA DE ALEJANDRÍA )

COMO CONSECUENCIA DEL PROGRAMA ARISTOTÉLICO, LA ESCUELA DE ALEJANDRÍA PROPONE UN DESARROLLO DE DIVERSAS CIENCIAS, INCLUIDA LA ASTRONOMÍA CON ESPECIAL ATENCIÓN A PTOLOMEO


Ptolomeo y Ptolomeo Filadelfio inspiraron y potenciaron la Biblioteca al tiempo que ampliaron el Museo. Tenía en nómina a más de cien profesores que recibían un sueldo del estado. La Biblioteca comprendía más de medio millón de rollos, además había un zoológico, jardines, sala de disección y observatorio astronómico.

MATEMATICAS.

Euclides (330/260 a.C.), primer encargado del departamento de matemáticas del Museo. Su principal obra "Elementos" es una exposición de la geometría elemental y de teoría de los números.  Supone el primer sistema axiomático de la historia.

Apolonio de Pérgamo (220 a.C.), sólo se conserva una de sus obras "Las Cónicas". Dominó totalmente la materia y sus ideas se utilizaron hasta el XVII.

Arquímedes de Siracusa (287/212 a.C.), primer ingeniero de la historia. Aplicó sus conocimientos matemáticos a la solución práctica de problemas. Supuso una crucial aportación a la estática y la hidrostática. Su mayor obra aritmética es el "Arenario". En su obra el "Método" resuelve mecánicamente algunos problemas matemáticos.

ASTRONOMÍA.

Aristarco de Samos (310/230 a.C.), para salvar los fenómenos propuso la tesis de que el Sol estuviese en el centro. Su principal obra es  "Sobre las dimensiones y las distancias del Sol y de la Luna".

Eratóstenes de Cirene (275/194 a.C.), primero en encontrar una medida de la Tierra y en medir la eclíptica.

Hiparco de Nicea (190/120 a.C.), inventor de la trigonometría, fundamental para la astronomía. Consiguió hacer la primera tabla de senos. Midió la eclíptica con más exactitud que Eratóstenes. Calculó el calendario con un error de seis minutos, catalogó 1080 estrellas y notó el movimiento de precesión. Precisó el sistema de epiciclos y deferentes que utilizaría Ptolomeo. Afianzó el geocentrismo frente a Aristarco.


Ptolomeo (140 a.C.), sus obras, "Almagesto y Tetrabiblos" fueron fundamento de la astronomía hasta Galileo y Copérnico. Supuso la primera sistematización matemática de los  movimientos celestes y marcó toda la investigación posterior. 

COSMOLOGÍA ARISTOTÉLICA


Lo primero a hacer es repasar lo que se cambia. Por ello, se ha de tener claro qué modelo físico y de conocimiento entra en crisis y da lugar al cambio científico que da pie al pensamiento moderno.


La física aristotélica es cualitativa y no cuantitativa. Lo que sucede en el mundo no puede ser matematizado porque es absolutamente heterogéneo: es el mundo de los cambios, del movimiento, de la diversidad, de los fines. La naturaleza se manifiesta como diversa y esto no es una apariencia, sino su intrínseca realidad. Sin embargo, hay una región del cosmos que presenta tal armonía que no puede ser explicada de manera similar a como se hizo con la naturaleza: el cielo. Es ésta una región del orden, donde suceden también cambios pero absolutamente predecibles, regulares, estables. El sol sale todos los días y los ciclos lunares se repiten incansablemente sin variación. La cosmología Aristotélica va a diferenciar, por lo tanto, entre dos regiones del cosmos que no son reductibles la una a la otra: el mundo sublunar y el mundo supralunar

El primero es la región del cosmos que abarca aquella parte situada por debajo de la luna (sin incluir esta última): la región terrestre, nuestro mundo. Ya vimos en la Física que lo que caracteriza a esta región es el cambio, tanto substancial como accidental. Continuamente nacen y perecen seres; otros modifican su tamaño, su peso, sus colores, su posición o alguna otra cualidad. No hay quietud. Es nuestro mundo móvil y heterogéneo.

Los movimientos característicos de los seres del mundo sublunar son finitos, es decir, tienen un principio y un fin, y rectilíneos, (ascendentes o descendentes). (Empíricamente, en la experiencia no se observan líneas rectas infinitas). Todos los cuerpos que componen esta región están compuestos de cuatro elementos últimos que poseen distintas naturalezas y distintos lugares naturales a los que tienden para encontrar el reposo: La tierra es el elemento más pesado y tiende a ocupar su lugar natural, que es el centro de la tierra. A ésta le sigue el agua, que se sitúa inmediatamente por encima . Después se halla el aire y, por último, el fuego, que es el elemento más ligero y tiende una tendencia intrínseca a dirigirse hacia la periferia del mundo. Así, los movimientos que observamos en los distintos seres se deben a la tendencia de cada elemento que lo compone a ocupar su lugar natural: si tiramos una piedra, ésta cae porque busca recuperar su lugar propio, el centro del mundo, restaurando así el orden perdido.

Los movimientos naturales de los cuerpos terrestres son rectilíneos, ascendentes (fuego, aire) y descendentes (tierra, agua).Los movimientos no rectilíneos son siempre violentos o forzados por algo exterior al cuerpo que se mueve así. Es decir, suponen una violación del orden natural. Además, todos los movimientos se realizan de acuerdo a un fin: el mantenimiento del orden del conjunto. Si el orden se altera, la naturaleza tiene los mecanismos adecuados para restablecer el orden necesario y justo.

La cosmología aristotélica es teleológica. El fin, telos, es inmanente a los cuerpos e intrínseco a la materia, ya que es la forma (morphé), la esencia o naturaleza de los compuestos hilemórficos, la que determina, como su causa, su comportamiento y desarrollo; su destino. Dentro del conjunto total del cosmos, la tierra (que no es un planeta para Aristóteles) ocupa el centro necesariamente. Al estar compuesta del elemento tierra en su mayor parte, tiene forzosamente que ocupar el centro del cosmos, su lugar natural. Por lo tanto estamos en una concepción geocéntrica del universo.
La región supralunar es la región que abarca la luna y todo lo que se halla más allá de ella: cinco planetas o "cuerpos errantes" (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), el sol y las estrellas. Esta región es absolutamente diversa de la región terrestre: aquí impera el orden, la armonía, la regularidad. Y ello es así porque los cuerpos celestes no se componen de los cuatro elementos terrestres, sino de éter, "lo que siempre corre", que es un material sutil, óptimo, imponderable y transparente. El éter o la quinta esencia es un elemento incorruptible y eterno que le otorga al cielo una homogeneidad y perfección que no poseen los cuerpos terrestres. Los cuerpos celestes, compuestos de éter, no vagan por el espacio vacío, que es inexistente. Los planetas y las estrellas están sujetos a unas esferas de éter que son movidas por motores inmóviles, desplazando a los cuerpos que en ellas se encuentran. Gira la esfera y no el planeta en el vacío.
Aristóteles no podía explicar los movimientos a distancia: la gravedad, así que tomó el modelo geométrico de Eudoxio de las esferas homocéntricas para construir su cosmología. El universo es esférico, finito, formado por esferas que se hallan unas dentro de otras, siendo la central la tierra y la última esfera o la que rodea a todas las demás, la esfera de las estrellas fijas (constelaciones).