AQUÍ APARECEN DESCRITOS LOS DOS SISTEMAS QUE COMPITEN EN EFICACIA POR DAR CUENTA DE LOS FENÓMENOS CELESTES.
SISTEMA PTOLEMAICO
En
el sistema Ptolemaico, cada planeta es movido por dos o más esferas: una esfera
es su deferente que se centra en la
Tierra, y la otra esfera es el epiciclo
que se encaja en el deferente. El planeta se encaja en la esfera del epiciclo.
El deferente rota alrededor de la tierra mientras que el epiciclo rota dentro
del deferente, haciendo que el planeta se acerque y se aleje de la tierra en
diversos puntos en su órbita, inclusive haciendo que disminuya su velocidad, se
detenga, y se mueva en el sentido contrario (en movimiento retrógrado). Los
epiciclos de Venus y de Mercurio están centrados siempre en una línea entre la
Tierra y el Sol (Mercurio más cercano a la Tierra), lo que explica por qué
siempre se encuentran cerca de él en el cielo. El orden de las esferas
Ptolemaicas a partir de la Tierra es: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte,
Júpiter, Saturno, Estrellas fijas.
El
modelo del deferente-y-epiciclo había sido utilizado por los astrónomos griegos
por siglos, como lo había sido la idea del excéntrico (un deferente levemente
desviado del centro de la Tierra). En la ilustración, el centro del deferente
no es la Tierra sino la X, haciéndolo excéntrico.
Desafortunadamente,
el sistema que estaba vigente en la época de Ptolomeo no concordaba con las
mediciones, aun cuando había sido una mejora considerable respecto al sistema
de Aristóteles. Algunas veces el tamaño del giro retrógrado de un planeta (más
notablemente el de Marte) era más pequeño y a veces más grande. Esto lo impulsó
a generar la idea de un ecuante.
El ecuante era un punto cerca del centro de
la órbita del planeta en el cual, si uno se paraba allí y miraba, el centro del
epiciclo del planeta parecería que se moviera a la misma velocidad. Por lo
tanto, el planeta realmente se movía a diferentes velocidades cuando el
epiciclo estaba en diferentes posiciones de su deferente. Usando un ecuante,
Ptolomeo afirmaba mantener un movimiento uniforme y circular, pero a muchas
personas no les gustaba porque pensaban que no concordaba con el dictado de
Platón de un "movimiento circular uniforme". El sistema resultante,
el cual eventualmente logró amplia aceptación en occidente, fue visto como muy
complicado a los ojos de la modernidad; requería que cada planeta tuviera un
epiciclo girando alrededor de un deferente, desplazado por un ecuante diferente
para cada planeta. Pero el sistema predijo varios movimientos celestes, incluyendo
el inicio y fin de los movimientos retrógrados, medianamente bien para la época
en que se desarrolló.
EL SISTEMA COPERNICANO
En
1543 la teoría geocéntrica enfrentó su primer cuestionamiento serio con la
publicación de De Revolutionibus Orbium Coelestium
de Copérnico, que aseguraba que la Tierra y los demás planetas, contrariamente
a la doctrina oficial del momento, rotaban alrededor del Sol. Sin embargo, el
sistema geocéntrico se mantuvo varios años, ya que el sistema copernicano no
ofrecía mejores predicciones de las efemérides cósmicas que el anterior, y
además suponía un problema para la filosofía natural, así como para la
educación religiosa.
Con
la invención del telescopio en 1609 y las primeras observaciones realizadas con
él por Galileo Galilei. Como el hecho de que Júpiter tuviese lunas cuestionaba
el geocentricismo de manera colateral, pero no suponían ninguna amenaza seria
para la teoría en su conjunto. Sin embargo, en diciembre de 1610, Galileo usó
su telescopio para mostrar que Venus tiene fases, igual que la Luna. Estas
observaciones eran incompatibles con el sistema tolemaico. Tolomeo colocaba a
Venus dentro de la esfera del Sol (entre el Sol y Mercurio) de un modo
arbitrario; del mismo modo podría haber intercambiado Venus y Mercurio y
ponerlos al otro lado del Sol, o hecho cualquier otro arreglo con estos
planetas, siempre que estuvieran cerca de una línea que fuese desde la Tierra a
través del Sol.
Los
astrónomos de este período vieron el resultado de este hecho insalvable para la
cosmología tolemaica, si el resultado se hubiera aceptado como cierto. Como
resultado, a finales del siglo XVII la competición entre las dos cosmologías se
centraba en las variaciones de Tycho Brahe (en las que la Tierra era todavía el
centro del Universo, y alrededor suyo giraba el Sol, pero todos los demás
planetas giraban alrededor del Sol), o variaciones del sistema copernicano.
En este vídeo se puede ver de forma más clara los dos sistemas descritos.
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